Parte de vender un producto, es saber presentarlo al público consumidor. Los bordes redondeados, las superficies lisas, las estética minimalista y los colores neutrales como el negro, el blanco y el gris nos trasmiten una cosa hoy en día: modernidad. La modernidad, en la mayoría de los productos es bien recibida por el consumidor y es que asociamos la tendencia que nos llega desde los dispositivos electrónicos, el campo en mayor crecimiento en la actualidad. Pero cabe destacar que existen productos donde estos detalles evocan un efecto paradójico: las bebidas alcohólicas. El caso que les voy a citar hoy es el de dos compañía de ron: Brugal y Barceló. Unos 5 o 6 años atrás, el mercado del ron dominicano era dominado por la primera de éstas marcas. Sin embargo, en años recientes, sucede todo lo contrario y es que ambas compañías tomaron rumbos publicitarios opuestos. Si se fijan, las botellas que contienen el ron Brugal son minimalistas, lisas, redondeadas y con colores neutros como plateado o dorado. La marca Barceló, en cambio, apostó por una decisión diametralmente opuesta con botellas gruesas, de bordes toscos, textura y colores poco llamativos. Todo esto dio la apariencia, al ron Barceló, de ser un producto sobrio, viejo, de tradición y prestigio (Ay McAlbert! que ha sido de ti?), que es lo que se busca al pensar en ron. El look o la apariencia moderna, nueva y de hoy hace ver a la bebida como recién hecha y no añejada, restando atractivo para quienes buscan un bebida alcohólica. El vino, por ejemplo, es otro renglón en el que las botellas y etiquetas rústicas, toscas y anticuadas prevalecen, todo para vender ese aire antiguo.
Si bien es cierto que el publico más joven es el que bebe estas bebidas y que fue esto, probablemente, el motor para que Brugal tomara dicho rumbo en su mercadología, es más cierto que el joven no quiere ser visto como joven, sino como adulto. De hecho, algo muy característico del adulto joven es su esfuerzo por ser separado del adolescente y el niño y ser, de paso, tomado en serio por el público más viejo. Cuando comparo ambas presentaciones, siento que aunque Brugal sea una compañía de muchos años, el producto me que me vende está recién hecho. En cambio, Barceló, con ese vidrio grueso como las botellas antiguas, con ese sello de la marca a relieve, como en los tiempos de antes y con esa tipografía intrincada que te recuerda a las cartas victorianas que vemos en películas, no puede hacer que piense en otra cosa que sea en algo viejo y bueno. Algo que fue hecho hace mucho pero con la intención de distinguirse, pues a fin de cuentas, era la idea de usar sellos. Es sencillamente una partida que se ha ganado con mercadeo.
Por último: a manera de una declaración de ausencia de conflicto de intereses, quiero destacar que esto no influye, en lo más mínimo, en la calidad de la bebida y que éste punto lo dejo al gusto de cada quien. Este artículo no es más que un análisis y crítica de la publicidad de ambas marcas.
En los detalles, residen los demonios.
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